Carlos Latre

Carlos Latre es uno de los grandes referentes en el mundo de la imitación y la comedia. En un momento tan complicado se ha colado en nuestras casas a través del programa El Hormiguero para regalarnos risas y momentos de desconexión. Ahora también nos da la oportunidad de no poder parar de reír con su obra One Man Show que está en el Teatro Rialto de Madrid hasta junio. Le recibimos en la terraza del Hotel Urban, en Madrid, para hablar sobre lo que hay detrás de cada imitación, algunos secretos sobre su espectáculo y etapas claves en su trayectoria y formación.

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Sé que hay mucha gente de mi edad que te sigue y alucina contigo, con tu capacidad de convertirte en todo tipo de personajes y de esa forma tan divertida. ¿Tú cuando tenías nuestra edad con quién alucinabas?

Mis referentes eran principalmente los humoristas de época: Martes y Trece, los Morancos, Cruz y Raya… A nivel de imitación alucinaba con Pedro Ruíz, Julio Sabala y Alfonso Arús.

‘Empecé en radio y de una forma totalmente casual’

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¿Tenías claro que querías dedicarte al mundo artístico? ¿Cómo empezaste, fue algo espontáneo o buscado?

Empecé en radio muy joven, con diecisiete años, de una forma totalmente casual. Yo soy un caso denominado un poco “caso Hollywood”, entré en Los Cuarenta Principales porque en una cena con amigos coincidí con una persona que me dijo que por mi forma de imitar seguramente locutaría muy bien y justo en ese momento había una baja en la radio. Me pusieron a hacer prácticas durante un mes ocho horas diarias dentro de un estudio, me corregían cada día… Y después de un mes de prácticas debuté en Los Cuarenta Principales haciendo sustituciones en verano. Mi primera aparición en televisión fue con dieciocho años y con diecinueve ficho por Crónicas Marcianas.

Entonces, ¿desde pequeño tenías claro que ibas a dedicarte a lo artístico?

Sí, absolutamente. Y a partir de ahí tuve la gran suerte de pasar a Radio España en Barcelona donde hice “radio batalla”, eran programas de humor, deporte, informativos… También tenía mi propio programa, toqué todos los palos radiofónicos. Y fue ese mismo año cuando me conoce Sardá y me ficha para Crónicas Marcianas

‘Cuando terminé Crónicas Marcianas me di cuenta de que solo con intuición y la suerte que había tenido no iba a llegar a ningún lado’

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¿Para hacer lo que haces crees que hay que tener unas condiciones especiales y, en cierto modo, innatas o es algo que se pueda adquirir mediante un aprendizaje?

Como todo en la vida debes tener una serie de capacidades pero también te puedes preparar para ello. El ochenta y cinco por ciento es trabajo, dedicación, pasión, horas, iniciativas, formación… Y luego la suerte también tiene un papel importante, por los cruces de caminos. Pero lo fundamental es el foco, saber adonde quieres llegar y no desviarte demasiado porque luego la vida se encarga de llevarte hacia el lugar en el que debes estar. Cuando terminé Crónicas Marcianas me di cuenta de que solo con intuición y la suerte que había tenido no iba a llegar a ningún lado. Con lo cual me empecé a formar a saco. Y estuve en Londres haciendo Shakespeare y teatro clásico; también en Nueva York haciendo baile, expresión corporal, ballet, bailando en Alvin Ailey American Dance Theater… He hecho canto clásico, lírico y clases de canto ininterrumpidas durante veinte años. No hay demasiados secretos jajaja.

‘Soy un One Man Show’

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¿Te definirías como un actor?

Soy un One Man Show (nombre de su obra de teatro), por eso este show es multidisciplinar. Tengo un poco de actor, un poco de humorista, mucho de imitador, también de expresión corporal y lo que yo llamo expresión almática, es decir, robar un poco el alma de los personajes. Soy una figura que en España no se acostumbra a hacer. En el Siglo de Oro, en el teatro había una figura que se llamaba el bululú, viajaba de pueblo en pueblo en un carro que transformaba en escenario cada vez que llegaba a un destino. Se cambiaba, representaba la obra, cobraba al público las entradas… lo hacía todo. Me veo muy reflejado en esta figura. Utilicé la palabra americanizada One Man Show para dar nombre a mi espectáculo porque no he encontrado una palabra española que defina un poco ese artista multidisciplinar.

‘He llegado a hacer más de seiscientas imitaciones ’

De tu espectáculo lo que más me impresionó fue tu capacidad de cambiar tan rápido de personaje, de repente eras Fernando Simon y cambiabas a alguien completamente distinto. ¿Cómo eres capaz de encarnar personajes tan diferentes de un instante a otro?

Yo te pregunto: ¿Cuántas piezas musicales puede hacer un violinista profesional? Muchas. Al final yo soy un experto en voces, en personajes, y he llegado a hacer más de seiscientas imitaciones. Con lo cual mi mayor virtud es el dinamismo y la rapidez. Tengo mucha memoria, entonces es como un disco duro en el que almaceno todos los aspectos de cada uno de los personajes y me resulta muy fácil cambiar corporalmente, gestualmente, la voz….

‘Vienen con tantas ganas de reír al teatro… ¡Estoy disfrutándolo muchísimo!’

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¿Qué supone hacerlo en un teatro con el público presente?

Es muy divertido. Pero sobre todo es muy reconfortante, vivimos en una época en la que la gente necesita mucho reírse y salir. La gente viene con tantas ganas al teatro… Se ríen, participan, aplauden… es precioso. Estoy disfrutándolo muchísimo

El Covid ha hecho que todo el mundo estuviese muy sensible, sé que estabas preocupado por cómo conseguir hacer reír sin herir. ¿ Te ha costado mucho encontrar ese equilibrio?

No engañando a nadie. Al final es mucha verdad, hay que tener positividad y ser capaces de reírnos de esto de una manera normal. Todos sabemos que lo hemos pasado muy mal, hemos perdido a seres queridos, nos ha tocado de muy cerca a todos, eso está claro, asimilado y, sobre todo, respetado. Pero también tenemos que vivir, tenemos derecho a reír y a recuperar la columna vertebral de un país como es España, que es tan positivo, enérgico… en el que hacemos bromas y memes de todo… 

‘Me gusta mucho cantar, de hecho tengo alguna canción escrita’


Aparte de pasármelo en grande viendo tu show, me sorprendieron los diferentes perfiles que imitabas: personalidades con responsabilidades públicas, presentadores, actores, cantantes… No solo reproduces su gestualidad, si no que eres capaz de reproducir la voz de cantantes muy diferentes. Para imitar bien tienes que cantar bien, y tú lo haces. ¿Te has planteado alguna vez cantar con tu propia identidad sin imitar a nadie?

Un artista completo a nivel escénico tiene que saber hacer de todo, tiene que saber moverse, interpretar, cantar… Me gusta mucho cantar. Sí que me lo he planteado alguna vez aunque de momento mi vida está enfocada a otro ámbito. Y sí, tengo alguna canción escrita.

‘El guión de One Man Show cambia continuamente, siempre hay algo de actualidad’

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¿Tu guión ha sido siempre el mismo o la propia respuesta del público ha hecho que lo vayas modificando en cada nueva actuación?

Cambia continuamente, hemos cambiado personajes, canciones… La actualidad cambia a diario y me adapto a ella para rehacer los guiones. Por ejemplo, antes salía Salvador Illa y ya no sale; han llegado a aparecer el presidente Sánchez, Iglesias, Echenique, Carmen Calvo… después más personajes de la Casa de Papel, otros cantantes… voy actualizando

One Man Show estará en el Teatro Rialto de Gran Vía hasta junio. ¿Y después?

Sí, estaremos hasta junio en Madrid y después nos vamos un mes a Barcelona, al teatro Coliseum, donde llevamos vendidas más de tres mil entradas. De momento Barcelona y Madrid, y esperemos que cuando todo esto mejore podamos hacer gira por toda España.

¿El humor cambia dependiendo de la ciudad?

Por supuesto. Hay cosas que funcionan en todos lados y hay otras que según el sitio. Tenemos diferentes puntos de vista y diferentes humores. Cambia muchísimo.

‘Lo más importante es que el público reconozca en mí lo que recuerda del personaje original’

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En una imitación parece que hay como dos partes, la más orgánica: reproducir el timbre de voz, el acento… y otra relacionada con la personalidad del imitado. ¿Qué aspecto es más difícil de conseguir?

Hay una parte que es más, como digo yo, almática. Al principio era un imitador más de método, pensaba que se tenía que parecer mucho más al personaje hasta el punto de ser prácticamente igual. Ahora no tanto, yo creo que lo más importante es que el público reconozca en mí lo que recuerda del original. Eso se hace captando un poco lo que cada uno de ellos desprende y que es lo que la gente recuerda.

Al final es un ejercicio también psicológico, de mirar a los ojos del personaje, hasta sus miedos, sus problemas, sus inseguridades… y la vida pública está llena de todo eso. Cuando veo a los políticos, a un jugador de futbol, a un presentador… hago un escáner psicológico y a partir de ahí le doy forma a mis personajes.

¿Ha habido algún personaje que te haya resultado especialmente difícil?

Siempre digo que Boris Izaguirre es uno de mis mejores personajes pero es muy difícil, tiene muchísimos matices. Hasta llegar a completarlo pasó mucho tiempo. El alcalde Martínez-Almeida también me costó bastante, la forma de poner la lengua, los dientes…Tiene mucho que ver con su morfología. Con Rajoy no capté las eses del personaje hasta que no puse la mandíbula como él, al principio me costaba, me masticaba, me hacía sangre, me dolía y ahora ya me sale automático… Después hay personajes que me salen más fácilmente, cuando vi por primera vez a Simón, al cabo de un segundo lo estaba imitando y hay otros que para llegar a representarlos necesito vídeos y vídeos y vídeos…

¿La imitación está bien valorada?

Es una disciplina relativamente nueva, algo bonito que con el tiempo ha ido ganando terreno. Antes los imitadores éramos más radiofónicos, más “petit comité”… no estaba contemplado como una disciplina más. Y que ahora un show de imitaciones como es The One Man Show pueda llenar un teatro en la Gran Vía es precioso

‘El teatro es fruto de un trabajo, de una dedicación, de un día a día, de no bajar la guardia nunca’

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¿Cómo te sientes más realizado artísticamente, cuando llenas un teatro o cuando se disparan las audiencias con tus apariciones en televisión?

Sin duda cuando llenas un teatro. Porque el teatro es fruto de un trabajo, de una dedicación, de un día a día, de no bajar la guardia nunca. Del boca oreja, del público… de que te digan: ¡No te lo pierdas! En La televisión, sin embargo, pueden pasar muchas cosas, puedes hacer el mejor programa del mundo y que no lo vea nadie. Con lo cual las audiencias en televisión no dependen precisamente de la calidad del programa, pero en teatro si no hay un buen texto, un buen ensayo, unas buenas luces, un buen actor… es muy difícil que se llene.

¿Crees que el humor tiene el lugar que se merece en los contenidos televisivos?

El humor debería tener un espacio mucho más serio, no solo en la televisión si no en la sociedad. Somos un país que se está entristeciendo y eso es muy peligroso. Cada vez se está haciendo más amargado, más criticón, más envidioso… Estamos empezando a perder algo imprescindible que es la buena fe. Antes cuando hacías una broma nadie pensaba que lo hacías con mala fe, era simplemente humor. Ahora tienes que cuidar micho que dices, como lo dices… 

‘Es muy sano que Martínez-Almeida se ría de su parodia, la mayoría de los personajes públicos no se dan cuenta que eso es una vía directa hacia la empatía y el cariño del público’

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¿Parodiar es reírse de o reírse con?

Yo creo que es siempre reírse con, al menos en mi caso, yo hablo por mí, yo nunca he tenido mala fe. Con una imitación o parodia puedes hacer muchísimo daño y, en cambio, la realidad es tan rica que no hace falta ensañarse con el personaje. Pero indudablemente si ves la parodia del alcalde de Madrid te reirás de su estatura porque hasta él se ríe de ello. Con lo cual eso es absolutamente sano, lo raro por desgracia es ver a un personaje como Martínez-Almeida que se ría de si mismo y que sepa asumir sus virtudes, sus defectos… La mayoría de los personajes públicos no se dan cuenta que eso es una vía directa hacia la empatía y el cariño del público.

¿Qué diferencia hay entre imitación y parodia?

La imitación es reproducir fielmente lo que es la realidad, el tono de voz, las características físicas, la forma de andar, de expresarse… y una parodia es una exageración de esos matices. Yo creo que la diferencia está en que una imitación es fiel a la realidad y una parodia no es fiel, es más bien como una caricatura. 

¿Qué diferencia que una parodia sea homenaje o escarnio?

Depende de cómo te lo tomes. Hay personajes que venden un escarnio en un homenaje. Depende mucho del sentido del humor. Un homenaje tiene que ver con ensalzar las cosas del imitado aunque no sean muy positivas, por ejemplo, Julio Iglesias es un ligón y él se vanagloria de ello, con lo cual lo ensalzas; es que él se muere de risa con ello. Eso es una parodia, un divertimento.

¿Alguna vez te ha llegado alguna queja de alguien que se haya sentido ofendido o burlado?

No, hay gente con más sentido del humor y gente con menos, pero nadie se ha quejado porque siempre he sido bastante blanco y familiar, nunca he pretendido hacer daño a nadie.

‘El Hormiguero es un espacio que permite realizar imitaciones con su doble y es maravilloso poder ver la comparativa en tiempo real’

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De las actuaciones recientes en televisión recordamos mucho tu encuentro con el alcalde de Madrid. ¿Imitar a alguien teniéndolo delante es más fácil, más difícil, más arriesgado…?

Hace tiempo que eso no se hacía, ahora lo está haciendo mucho Raúl Pérez, que es un genio en el programa de Buenafuente, pero porque no hay espacios que permitan eso. El Hormiguero, por ejemplo, sí que lo permite. En Crónicas Marcianas me harté de hacer los personajes con su doble. Es una situación que impone y pone a la vez. Es maravilloso poder ver la comparativa en tiempo real.

Además, en tu obra prácticamente todos los personajes son conocidos para los jóvenes ¿Se podría decir que One Man Show es una obra para todos los públicos?

Sí, es muy actual y muy transversal. Porque realmente tenemos la gran suerte de que vienen familias enteras, desde niños pequeños que se ríen, que disfrutan con Messi o con Sergio Ramos y flipan con las luces, con el sonido, las canciones… Con lo cual tenemos muchas edades que van desde los más peques hasta los más mayores. Es una suerte poder llegar a un target tan amplio. Nosotros hemos trabajado mucho desde el marketing, desde la marca personal. Yo desde el principio de los tiempos tengo claro que no soy un humorista, un actor, presentador… Soy una marca y hay que potenciar eso digital y socialmente. Hay que trabajar desde estudios de mercado, ver a qué tipo de población llegas, cómo lo haces, por qué lo haces…

‘Voy a hacer un taller en el que enseñaré mis técnicas a nivel de imitación y, sobre todo, de entretenimiento, para que todo el mundo que quiera dedicarse a la comedia pueda tener un acompañamiento como no hemos tenido los que nos hemos dedicado a esto’

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‘Hay que ir por caminos por donde no hay pisadas’


Actualmente, a los jóvenes en ocasiones nos llaman “la generación perdida”. Que un  personaje como tú, que cuenta con nuestra simpatía. ¿Podrías mandar un mensaje para nosotros?

Yo os diría que tenéis que ir al teatro, es un momento muy bueno para descubrir un show positivo y muy divertido. E independientemente de eso, yo a los jóvenes lo que hago es motivarles. Ahora voy a hacer un taller en el que enseñaré mis técnicas a nivel de imitación y, sobre todo, de entretenimiento, para que todo el mundo que quiera dedicarse a la comedia pueda tener un acompañamiento como no hemos tenido los que nos hemos dedicado a esto. Y a los jóvenes os digo que busquéis vuestro propio camino, que no desfallezcáis, es un momento muy complicado, por eso debéis luchar por ser diferentes, ovejas negras… Como me decía la gran Martirio: hay que ir por caminos por donde no hay pisadas. Los jóvenes lo que tenéis que hacer es divertiros, indudablemente, ser conscientes, pero currar, tener iniciativa, ir a buscar su futuro. Y que vayan a ver el teatro en todas sus expresiones, es muy importante no quedarse solo con una parte, que el mundo está lleno de teatro, música, cultura, arte… que vale la pena conocer.

Con este consejo de Carlos Latre animamos a los jóvenes a emprender y, como él dice, “ buscar vuestro propio camino y luchar por diferenciarse”. Es importante recordar en estos tiempos tan difíciles que no hay que perder el humor y las ganas de vivir, filosofía que Carlos lleva por bandera. Os animo a que vayáis a ver el espectáculo One Man Show en Gran Vía, merece la pena disfrutar riendo.

Fotografías realizadas por Patricia de Semir para la revista ECOOO, protegidas por derechos de autor.

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