Sandra Barneda

“Un océano para llegar a ti” es el último libro de Sandra Barneda. En una entrevista llena de reflexiones y meditaciones, la finalista del Premio Planeta nos cuenta con detalle los secretos que se esconden detrás de su novela. Después de recorrer todo ese océano llegamos a la sandra televisiva, donde confiesa sus miedos y también sus puntos fuertes detrás de las cámaras. 

‘ “Un océano para llegar a ti” es mi novela más intimista’


“Un océano para llegar a ti” es tu séptimo trabajo literario y además te ha permitido ser finalista del Premio Planeta ¿Dirías que es tu obra de madurez?

Por lógica es mi obra más madura, la gente que la está leyendo ve que existe un salto en cuanto a madurez literaria bastante significativo en cuanto a la anterior “las hijas del agua”, que publiqué hace tres años. Creo que además es mi novela más intimista. He tratado de ser muy rigurosa en cuanto a la descripción de las emociones, que es en lo que más me he fijado, no describir por describir. He hecho bastante de cirujana emocional.

El libro es una historia basada en las emociones que marcan la vida de las personas, ¿no?

Es la vida desnuda, hay momentos en que la vida nos sacude y, curiosamente yo creo que nos revuelve para recordarnos que estamos vivos y que cada día hay que arañar vida. Es una novela que habla también de la familia, tanto de sangre como la familia elegida, he querido incluir los dos y, en esta cosmología de personajes porque es una novela bastante coral, todos ellos hablan de los problemas de comunicación, de las cuentas pendientes o incluso de los problemas familiares que pueden hacer que en un momento determinado revuelvan toda tu vida, creo que siempre para mejor aunque el tránsito no es fácil.

Tú crees que ese tránsito, todos esos problemas a los que se enfrentan tus personajes, ¿Realmente son el camino hacia la búsqueda de la felicidad?

Lo que descubren estos personajes es que en el estado de la vulnerabilidad es donde empieza a brotar el verdadero disfrute de la vida. No siempre buscar cuando calienta la vida sino cuando genera frío, esa sombra también es complementaria, no puede no existir. Cuando dejamos de luchar frente a eso es cuando encontramos la propia esencia de la vida.

‘Las cosas que hemos vivido más intensamente son en las que nos cuesta encontrar palabras para describirlas’

Sandra, uno de tus personajes afirma que “gastamos muchas más palabras, pero solo vivimos unas pocas”. Tú personalmente, ¿coincides en esto?

Sí, es muy espontáneo el abrir la boca y soltar cualquier cosa pero luego para llegar a hacerla o para vivirla es otra cosa. Las cosas que hemos vivido más intensamente son en las que nos cuesta encontrar palabras para describirlas. Ocurre todo lo contrario cuando alguien expresa muy rápidamente, con muchísimas palabras a veces en la intensidad, aquello que te ha calado profundamente lo quieres incluso refugiar, proteger.


Describes a los personajes como “lisiados emocionales” y como “heridos de ausencia”. Me ha llamado mucho la atención la capacidad que tienes de escribir en primera persona esos sentimientos tan fuertes. Cosme, Gabrielle, Félix, todos son una explosión total de sentimientos ¿Es sólo un trabajo de imaginación literaria o hay alguna transferencia vital?

No hay ninguna transferencia vital, es verdad que siempre como autora recurro a mi laberinto emocional pero no existe ninguna parte de mi vida, yo todavía conservo a mis dos padres. Lo que pasa es que las pérdidas son como el elemento catalizador, todos en la vida hemos tenido pérdidas que son extrapolables. Las emociones no tienen el mismo peso las mismas cosas, hoy leía una frase que decía “admiro esa gente que es capaz de recuperarse tan rápido de una pérdida” .

Realmente no existe una transferencia de hechos que me han ocurrido para poder describir. Sí que existe mucha lectura, he leído muchísimo para poder acercarme lo más posible al viaje emocional que nos es común a todos cuando perdemos algo, ya sea una pareja, ya sea una persona a la que queremos, ya sea la no consecución de un deseo. Creo que es mucho más universal de lo que pensamos pero lo hablamos poco, lo compartimos poco.

‘No sabemos que vida tendremos después del coronavirus pero hay que vivirla’

Y además ahora el coronavirus nos ha colocado a todos en la cercanía de la muerte, por la cantidad de personas fallecidas y por que todos hemos perdido a alguien cercano….

Hemos perdido a gente cercana, hemos perdido libertad de movimiento… hemos perdido toda esa vida que era nuestra y ya no es, no sabemos qué vida será. Estamos como en un tránsito. Como en una nebulosa por la que transitamos pero no sabremos quiénes seremos, ni cómo nos va a afectar, ni que vida tendremos después de todo esto. Pero hay que vivirla.

‘La frase que me vino para empezar a construir la historia fue “gente extraordinaria con una vida ordinaria” ’

Ese pensamiento sobre la muerte está muy presente en tu libro pero, ¿en tu vida normalmente también?

Al final fue una lección. Tenía muy claro qué quería como elemento catalizador de una novela que hablara de las emociones más íntimas y de las perdidas. Todos nos tenemos que preparar para las pérdidas o para la muerte. Yo también he tenido alguna pérdida importante en mi vida y llega un momento en que necesito ahondar en eso; es un recurso y una necesidad que tuve para hablar de ello. El título es muy importante, “Un océano para llegar a ti”, ese mostrar que siempre se pueden restablecer puentes emocionales que han sido quebrados por los malos entendidos, por la mala gestión de las emociones, por la incomunicación o incluso por las cuentas pendientes. Lo más importante es gestionar las emociones, poder restablecer la comunicación y el lazo emocional que queremos, y también te diría que es la primera frase que me vino para empezar a construir la historia: “Gente extraordinaria con una vida ordinaria”. Apartarnos un poco del foco y llegar a lo esencial, a lo que realmente nos abre la puerta a nuestra vida.

¿Crees que si hubieses escrito la novela ahora habrías cambiado la forma que tienes de reflejar la muerte como consecuencia de la pandemia?

Todos los cambios nos condicionan, aunque han pasado más de dos años desde que yo la finalicé en marzo y empecé hace año y medio. Soy distinta, no estoy en el mismo momento. Cualquier historia que tú coges más tarde sería distinta. 

‘Hay que empezar a hermanar el dolor y no juzgarlo’

Además de esas ausencias sobrevenidas como la que sufre Gabrielle con su madre, también hay ausencias que surgen por nuestros propios actos, como por ejemplo, la ausencia que tiene Gabrielle con su padre, Félix. ¿Qué diferencia hay entre ellas?

Es el laberinto emocional. A veces juzgamos el dolor al peso, esa persona que sufre un dolor que, según tu experiencia, no entiendes. Yo creo que debemos empezar a hermanar el dolor y no juzgarlo. A Gabrielle le ha marcado toda su vida eso que vio cuando era pequeña con su padre y lo ha extrapolado a toda su vida.

Hay momentos que nos marcan de por vida y eso en tu libro se ve muy bien reflejado…

Y de qué forma lo interpretamos también es muy importante, a veces la propia interpretación es una deformación de la realidad. La realidad se estanca cuando se convierte en recuerdo, es como muy líquido, fíjate como Félix y Gabrielle, cuándo hablan de lo ocurrido, qué diferente lo han vivido.

‘Es tan importante la vida como la muerte’

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Tenemos ahora tanta información sobre la muerte, que la saturación informativa ¿puede hacer que se trivialice el drama?

No, es tan importante la vida como la muerte, son las grandes cuestiones existenciales. No podremos blindarnos al sentimiento de pérdidas, cuando te digo pérdida va mucho más allá de la de un ser querido, esa es la evidente pero luego hay otras que causan muchísimo dolor, los abandonos son pérdidas, las no atenciones, las separaciones son perdidas, las perdidas de trabajo, implican una serie de pérdidas de ilusiones, de deseos… Todo eso forma parte de nuestras vidas y no te puedes blindar. Si te blindas a la pérdida te blindas a la vida.


La amistad es un trasfondo muy importante en tu novela, la amistad entre Félix y Cosme, entre Gabrielle y Luis. En el retrato de estos personajes ¿has querido transmitir que la amistad es el afecto más seguro al que acogerse? 

He querido reflejar que no solo están las familias de sangre, también están las familias elegidas. Ahí está la pareja y, por supuesto, la amistad, que son pilares muy importantes en la vida. He querido reflejar la amistad entre dos personas mayores a través de Félix y Cosme, esa amistad me parece bellísima. Y luego esa complicidad compartida también más temprana de Louis y Gabrielle.

Esa sincronía que surge a veces cuando te encuentras con personas que te ayudan a resolver cuestiones de tu vida y que durante un tiempo han sido cómplices.


Otro aspecto de tu novela es el choque cultural que hay de la ciudad al pueblo, Barcelona frente a Candeleda . Tú naciste en Barcelona y vives y trabajas en Madrid ¿Tiene algo que ver?Quise hacer un guiño, que Gabrielle estuviera en Barcelona y que toda su familia se hubiera criado en un pueblo tan cercano a Madrid como Candeleda. Me parecía muy interesante volver a hacer un homenaje a lo rural porque cuanto más en contacto estás con lo rural, más en contacto estas con los tiempos de la naturaleza. Parece que te invita a reflexionar.

‘Cada vez me tira más el pueblo’

¿has hecho vida en el pueblo?

He hecho vida de pequeña y cada vez me tira más el pueblo. Me llama la naturaleza, cuando veo que estoy emborronada, me gusta pasear por el Retiro, por ejemplo. Cada vez valoro más la diversidad paisajística con la estación del año que estamos. Cada vez me fijo más.

‘En “La Isla de las tentaciones” sufrí más de lo que aparentaba”

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Tu trabajo cotidiano te sitúa en el foco de una manera constante y a gran escala, tanto que inevitablemente se crea un personaje. ¿Qué relación hay entre el personaje de Sandra en televisión y la Sandra novelista?

Yo te diría que sea el tema que tenga que tratar siempre hay un punto donde está la vulnerabilidad, aunque la muestre más o menos. A veces no puedo ser todo lo frívola que me gustaría y soy más porosa emocionalmente de lo que aparento. Hay veces en televisión que sufro, con “La Isla de las tentaciones” por ejemplo, sufría mucho con ellos. Ese trabajo de contención y ver cómo retienes información que ellos te piden porque no saben y tu dices “madre mía, no te puedo contar nada porque no te puedo condicionar, porque ese es tu viaje y ya te darás cuenta”. 

La misma esencia pero desde diferentes prismas. En la televisión muestro una parte mucho más de fuerza, de poderío, es un trabajo que te lleva más a dirigir un deportivo, y en la escritura es un trabajo más artesano, es palabra tras palabra, como quien está tallando una madera. Al final decoras la frase, la vuelves a revisar. Pero es la misma persona, al final me sigue interesando lo mismo aunque sea un género distinto. 

‘He sido poco dogmática, de noticias pasé a entretenimiento a pesar de lo que me decían, y he hecho realities aunque digan que por ello pierdes credibilidad. Todo eso es encajonarse’

‘Ni buscaba, ni perseguía el éxito. Solo hacía lo que me apasionaba’

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Desde el lugar que ocupas ahora, ¿qué recuerdas de tus inicios?

Cuando me pongo a recordar pienso, “qué rápido me ha pasado la vida, volvería a empezar”. Pues recuerdo la pasión, es una mezcla entre pasión y conciencia. Siempre me he metido en berengenales y cuando me decían tú no puedes hacer esto, yo decía pues lo voy a hacer porque me apetece. Cuando empecé con noticias, me decían si pasas a entretenimiento no podrás volver a hacer política, si haces un reality perderás toda tu credibilidad. Todas estas cosas que son encajonarnos, me las he saltado por los aires, he sido poco dogmática en aquello que no sentía o no creía. Lo recuerdo con mucha felicidad, estoy contenta de no haber tenido una meta concreta. Me he dejado llevar por lo que me apasionaba en cada momento, ni buscaba, ni perseguía el éxito. Me llega trabajando pero porque me encanta lo que hago. Siempre me he apuntado a un bombardeo, siempre me he metido en cosas porque me gustaban y eso me ha llegado a generar oportunidades. Yo siempre digo que si tienes una meta concreta, a lo mejor entonces el valor de tu vida esta en una carretera adyacente. Entonces tienes que sumarte a todo aquello que te haga sentir vivo.

Siempre estoy en nuevas historias porque creo que me faltan vidas para aprender. Tengo intacta mi curiosidad, tengo un punto muy inocente que tiene que ver con la ilusión de la vida. Mis amigos o mis padres siempre me dicen es que es muy fácil engañarte, porque te lo crees todo.

‘En la vida hay que tener proyectos, que es diferente a metas’

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No tenías metas en un comienzo, pero ahora que estás en tu máximo auge ¿sigues sin tener metas?

En la vida tienes que tener proyectos, que es diferente a metas. Cuando me decían que qué quería ser de mayor, yo decía que inventora. Sigo igual, ahora estoy pensando en qué historia me voy a meter pero no con el peso de habiendo sido finalista del Planeta sino pensando en lo que voy a aprender ahora.


¿Qué nos dirías a los jóvenes que estamos empezando nuestra andadura profesional?

Yo te diría que te enamores de lo que es este mundo que has elegido, que es la comunicación. La comunicación es comunicar, aprender cosas, no pensar que todo lo tienes hecho. Creo que esa es la base de nuestra profesión. Yo elegí periodismo porque quería beberme vidas, eso es lo bueno, no hay rutina. Yo me acuerdo que en Televisión Española me dieron la oportunidad de ser fija y dije que no, porque no me veía trabajando fija, porque quería seguir explorando. Y la ventaja de esta profesión es que puedes trabajar en el mundo de la empresa, que es apasionante, en el mundo del marketing, en el mundo del diseño… que todo lo que hagas te apasione, porque todo trabajo que hagas tiene una parte buena, la parte de aprender. Yo buscaba lo que me apasionaba, y sigo buscándolo. Si tengo que madrugar o estoy súper cansada, cuando llego allí siempre busco lo que me aporta para aprender y siempre me lo paso bien. 

Es como la lista positiva y la lista negativa, engánchate a lo positivo, porque eso te llevará a cosas que ni imaginas.

En primero de facultad el profesor de radio me reunió y me dijo que no iba a trabajar en la vida, que con la voz que tenía no lo conseguiría. Y no pasó nada porque al final al cabo de tres años estaba trabajando en la radio y lo tenía en Radio Nacional a él. Imagínate la de vueltas que da la vida. Tienes que hacerte tolerante a la frustración, que no te pare un “no”. Tendrás que vivir muchos noes en tu vida, pero no te tienen que parar; es más, te tiene que motivar. Cuando algo se me pone difícil me motivo. Mi abuelo siempre decía “es que nuestro mundo era mejor” me prometí que nunca iba a decir eso. Porque eso implicaría que estoy empezando a no interesarme por el mundo en el que vivimos.

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Después del consejo de Sandra, el mío es que os leáis su última novela “Un océano para llegar a ti”, independientemente de la edad que tengas, aprenderás algo y te sentirás identificado en algún momento de la historia.

Fotografías realizadas por Patricia de Semir para le revista ECOOO, protegidas por derechos de autor.

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